Elecciones 2023: Massa, el Ministro que busca la presidencia argentina tras sellar la paz en el peronismo
El ministro de Economía logró el consenso para convertirse en el claro favorito dentro de la coalición de Gobierno para las primarias.
El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, tiene una titánica tarea por delante: convencer al electorado de que lo vote a presidente en medio de una crisis financiera con una inflación superior al 100% anual.
Tras años de disputas internas que perjudicaron la gestión de la centroizquierda, el peronista liberal Massa logró el consenso para convertirse en el claro favorito dentro de la coalición de Gobierno para las primarias que el próximo domingo definirán a los postulantes a la presidencia para las elecciones de octubre.
De este modo, el perseverante abogado de 51 años parece haber conseguido algo impensable solo tres meses atrás: que la alianza Unión por la Patria tenga chances serias de ganar los comicios en medio de las peleas entre el presidente Alberto Fernández y su poderosa vice, Cristina Fernández de Kirchner.
Aunque la oposición de centroderecha aparece como favorita para octubre en la mayor parte de los sondeos, el ministro podría ser el precandidato individual más votado en las primarias, ya que competirá internamente con un postulante de izquierda con baja intención de voto.
Si lo logra, Massa -uno de los funcionarios más liberales del oficialismo- encaminará una carrera a la presidencia que inició a mitad de 2022, cuando asumió como ministro de Economía en momentos en que las finanzas de Argentina parecían a punto de colapsar.
«Tomó el Ministerio de Economía en un momento difícil y está conduciendo el barco más que adecuadamente. Eso en el peronismo se valora muchísimo, el no escapar a las dificultades», dijo a Reuters Agustín Rossi, jefe de Gabinete y candidato a la vicepresidencia de Argentina.
La severa crisis de Argentina, que arrastra desde hace años una deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y alcanzó un nivel de pobreza cercano al 40%, abre interrogantes sobre las chances de Massa, cuyo mérito fue evitar el hundimiento de la frágil economía local.
En medio de las dificultades, los sectores de izquierda lo critican por aplicar recortes de gastos sociales, mientras que los más conservadores consideran que no hace lo suficiente para reducir el déficit fiscal.
Sin embargo, la aparente unidad del poderoso peronismo le ha dado bríos inesperados tras cuatro años de disputas internas.
«La convivencia es muy buena actualmente en el peronismo, porque se ordenó la política al unificarse los intereses (con la postulación de Massa). No quedaron sectores afuera de las listas de candidatos; si ganamos las elecciones, creo que la armonía seguirá», explicó a Reuters un portavoz del Gobierno.
«Hay un aprendizaje como coalición», añadió.
¿EL CANDIDATO DESEADO?
Tras ser jefe de Gabinete en uno de los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-15), Massa abandonó el Gobierno enfrentado con la entonces presidenta para fundar su propio partido político.
Pero el ministro regresó a la coalición oficialista en 2019 para postularse como diputado nacional, una decisión que sus detractores consideraron inconsecuente. Desde entonces intenta hacer equilibrio entre las distintas facciones peronistas gracias a su conocido carácter dialoguista.
Con la baja popularidad que registran actualmente el presidente Fernández y Cristina Fernández de Kirchner -quien sigue manejando los hilos del peronismo-, Massa era quien contaba a la vez con mejor intención de voto y mayor respaldo de gobernadores y líderes sindicales.
«Massa no es el candidato ideal sino una tabla en medio del naufragio. En elecciones presidenciales los argentinos se corren al centro, así que un candidato ‘kirchnerista’ puro (de inclinación más izquierdista) garantizaba el tercer lugar», afirmó el analista político Andrés Malamud.
La desconfianza, sin embargo, no se ha evaporado por completo: el ala kirchnerista de la alianza suele mirar de reojo al actual ministro por los recortes de gastos y su cercanía estratégica con Estados Unidos.
«No sé si todo el espacio (por la alianza) está feliz, pero todo el espacio tiene la convicción de que nos estamos jugando una parada difícil y lo que está enfrente (por la oposición) es muy complicado para la sociedad. Peor siempre es la oposición», señaló una fuente kirchnerista que pidió no ser identificada.
«Es importante tener al peronismo unificado y sentir que es una fórmula competitiva. Hay un acuerdo amplio de unidad», dijo.
PRAGMATISMO
Hijo de inmigrantes italianos, Massa estudió en una escuela católica de los suburbios de Buenos Aires en los que comenzó a militar en el peronismo tras su paso por un partido de vertiente conservadora.
Con solo 27 años fue elegido diputado provincial, antes de casarse con Malena Galmarini, actual pareja y socia política que en los próximos comicios buscará imponerse en el distrito suburbano de Tigre, ya gobernado en el pasado por el mismo Massa.
Quienes lo conocen, destacan su capacidad para lograr consensos.
«Es una persona que trabaja mucho el sistema de relaciones. No habla solo con los suyos, sino también con los que piensan diferente, habla prácticamente con toda la oposición», destacó un asesor que trabaja hace casi dos décadas con el actual ministro. «Está orgulloso de ser pragmático, de resolver problemas», acotó.
Por falta de respaldo político, Massa no aplicó como ministro algunas recetas cercanas a la ortodoxia que podría impulsar como presidente, de las que solo dio pistas al bajar en términos reales partidas del gasto público e intentar incrementar las escasas reservas del banco central.
La peor sequía que en décadas castigó al país, una potencia agroexportadora, también limitó sus movimientos.
Massa debe ahora convencer al electorado de que será capaz de aplicar una receta que no implique un ajuste doloroso para la población -como promete parte de la oposición- pero que, a la vez, estabilice la economía de una vez por todas.
Si lo logra, estará mucho más cerca de la presidencia.
Fuente: Reuters